PABELLÓN DE TURQUÍA

Arquitectos: Oner Tokcan, Hulusi I Gonul y C. Ilder Tokcan








 El Pabellón de Turquía está situado en la calle Tomas Alba Edison, junto al Pabellón de Rank Xerox y frente al Pabellón de Nueva Zelanda.

Así lucía en su ultima etapa en uso
Desde hace varios años se encuentra en estado de abandono, al deshabitar el edificio la última empresa que lo usó: la Fundación Gerontológica Internacional, una fundación dedicada a la investigación y formación en el campo de la gerontología.

Se trata de un pequeño edificio de dos plantas más sótano, siendo una de las plantas un semisótano. Durante la celebración de la Expo '92, destacaba una torre exterior de 25 metros de altura y 15 de ancho que fue eliminada en 1996 y representaba la bandera del país, y de la que aún quedan los cimientos en la azotea del edificio. Durante la muestra, ésta fue utilizada como pantalla de proyecciones y aplicaciones digitales El edificio cuenta con una amplia terraza a dos alturas en las que se situaba el bar, el café turco y que funcionaba también como museo y sala de exposiciones al aire libre.

Su actual estado es de máxima preocupación ya que ha sufrido actos de vandalismo tanto en su exterior como en el interior, en el que los vándalos han accedido, destrozando cristaleras, mobiliario y elementos arquitectónicos, poniendo en grave peligro la integridad del propio edificio ante el riesgo de derrumbe y/o incendio.

Durante los años de abandono, las cristaleras han ido desapareciendo y a día de hoy se encuentra cubierto por rejas para evitar el saqueo del poco material eléctrico que queda. Poco sobrevive del edificio oroginal más allá del envoltorio, el cual es más que probable que en un futuro sea derribado, aprobechando la extructura para construir sobre él. Se trata de un edificio que aunque cuenta con una superficie de unos 1000 metros cuadrados, el espacio se dividía en tres salas de exposiciones amplias y la zona superior, destinada a hostelería, lo que lo convierte en poco práctico. Aquí entra el dilema con los pabellones: si lo haces práctico, suele salir feo, y si sale bonito, no suele ser práctico, y más cuando se proyecta con carácter efimero. Sea como fuere, aún merece la pena dejarse caer por este pequeño rincón de la Cartuja a mirar sus terrazas y el mosaico del paramento que aún deja entrever el dibujo que algún día tuvo.



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