Después de un duro pulso, Montreal ganaba la partida a la otra
candidata, Moscú, y organizaría la Exposición Universal del año 1967. Eran
fechas muy señeras para el país norteamericano, puesto que se cumplían los cien
años de su primer acta constitucional (1867).
La gran exposición, en la que jugó un papel muy importante Jean
Drapeau, alcalde de la ciudad del río San Lorenzo por aquella época, era un
canto a la labor cultural del hombre a lo largo de la Historia. Así, el lema de
la muestra fue “El hombre y su mundo”, y evocaba el título dado por Antoine de
Saint Exupery a una de sus grandes obras: Tierra de Hombres.
Era, sin duda, una gran oportunidad para que el país norteño se mostrase al mundo de mediados del Siglo XX. Un objetivo cumplido con creces, puesto que los más de 50 millones que visitaron el certamen así lo demuestran.
Era, sin duda, una gran oportunidad para que el país norteño se mostrase al mundo de mediados del Siglo XX. Un objetivo cumplido con creces, puesto que los más de 50 millones que visitaron el certamen así lo demuestran.
El lugar idóneo para levantar la magna exposición sería la
llamada Isla de Santa Helena, en el mismo río San Lorenzo. Un río ya histórico,
usado como hilo conductor en la época colonial, en tiempos de la Nueva Francia.
Para la construcción se trajeron toneladas de tierra de las obras del metro y
se emplearon en la creación de otra isla adyacente (Notre Dame). Las dos
islas formaban las 365 hectáreas de la Expo’67. El área expositiva estaba dividida en
cinco grandes temáticas en torno a la figura humana: creación,
colectividad, exploración, producción y el hombre como proveedor.
Del 28 de abril al 27 de octubre, la gran urbe canadiense fue
centro del mundo, siendo un gran escaparate, sobre todo, para las grandes
muestras arquitectónicas del momento.
Es por ello la intención de encargar pabellones a los principales
creadores del panorama arquitectónico. Entre ellos podemos destacar el conocidísimo edificio de
la cúpula geodésica de EEUU, obra de Buckminster Fuller, un arquitecto que puso
de moda este tipo de estructura cupular, que fue usada en áreas del
ejército estadounidense. El llamado Hábitat’67, un pabellón perteneciente al
eje temático de la muestra, dio lugar a uno de los proyectos de viviendas más imaginativos del momento. Su creador, el israelí Moshe Safdie, propuso un
conjunto de habitación destinado a la aglomeración urbana que se preveía para
las décadas venideras. Lo concibió como un conjunto de viviendas unifamiliares
que aparecían superpuestas, como las creaciones de algunos juegos de
construcción para niños, de los cuales Safdie tomó la idea (Lego).
El pabellón-carpa de la República Federal Alemana fue otro de
los destacados. Obra de Frei Otto, estaba realizado utilizando un diseño sencillo
enfocado al uso de la membrana textil tensada. Un estilo que Otto había
trasladado a su arquitectura después de su pasado como militar en la Segunda
Guerra Mundial, construyendo refugios-carpa para sus compañeros de división.
Es de destacar, por otro lado, la no participación en esta
muestra de la España franquista. Un régimen que sí había participado en la
anterior gran exposición (Bruselas), pero que ahora, a pesar de que vivía un momento de
marcado desarrollismo económico, no decidió engrosar la lista de participantes
en la muestra de Montreal.
La Post Expo.
Es interesante que hagamos un pequeño recorrido por
los años que siguieron a la celebración de la Expo’67 en la Isla de Santa
Helena, puesto que quizás haya sido una de las pocas muestras que han
intentado, aunque con más pena que gloria, la reutilización de sus activos.
Tras el cierre de la Expo, en octubre de 1967, la alcaldía de la ciudad
decidió reutilizar parte del recinto como parque temático. Un lugar de
atracciones llamado “El Hombre y su Mundo” conservó parte de los pabellones y
atracciones hasta su clausura por falta de público, en el año 1984.
Hoy día podemos encontrar, aún en pie en la Isla de Santa Helena, los pabellones de EEUU (Biosphere), que es un museo dedicado a los
ecosistemas canadienses, o el Pabellón de Francia, que es usado como Gran
Casino. También en la zona, que es conocida como Parque Jean Drapeau, está
ubicado el circuito de Gilles Villeneuve, donde se celebra anualmente el Gran Premio de
Canadá de Fórmula 1.
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