El Pabellón de Australia se encontraba en la Avenida 1 o del Agua, actual calle Tomas Alba Edison, junto a los pabellones asiáticos y frente al Pabellón de México. Actualmente, en su parcela se encuentra el edificio que ocupa el Centro Nacional de Aceleradores.
Consistía en un edificio de cinco pisos y un patio central, cuya planta representaba el contorno de la isla australiana. En el exterior, una lona ondulada sustentada por estructuras de acero, dejaba pasar la luz hacia el patio interior, a la vez que estaba decorada con los colores del símbolo del pabellón.
Consistía en un edificio de cinco pisos y un patio central, cuya planta representaba el contorno de la isla australiana. En el exterior, una lona ondulada sustentada por estructuras de acero, dejaba pasar la luz hacia el patio interior, a la vez que estaba decorada con los colores del símbolo del pabellón.
Los contenidos del pabellón fueron, en su mayoría, audiovisuales, llegando a ser el pabellón con mayor número de proyectores de diapositivas: un total de 156, de los que 67 eran en formato 70 mm. (El doble de rápido) que proyectaban hasta 3.000 diapositivas.
Proyecto para el pabellón - 1989 |
La estrella del pabellón fue un cine con capacidad para 600-700 personas y una pantalla de proyección 360º, donde la plataforma en la que se encontraba el público era giratoria en el sentido contrario al de la proyección, consiguiendo un efecto de mayor velocidad y la sensación del movimiento de la pantalla en vez del de la sala. En pantalla se proyectaba la película "Experience Australia", donde se mostraban imágenes del país, las costumbres de los aborígenes, sus grandes llanuras y montañas nevadas, así como la fauna y flora autóctonas o los deportes típicos nacionales. En otras salas, como la del Oeste o la de Argyle, se mostraban imágenes de las zonas menos conocidas de Australia, así como de la mina de diamantes más grande del mundo, respectivamente.
Interior del pabellón |
El pabellón australiano participó en el Programa Raíces, un proyecto para que varios pabellones expusieran al público distintas especies vegetales autóctonas. Así, en el interior del pabellón se recreó una selva tropical donde se instalaron especies autóctonas australianas como la Dicksonia antártica. Al finalizar la Exposición Universal, estos ejemplares, conocidos popularmente como "helechos tronco", fueron donados a la ciudad de Sevilla, que los instaló en el Parque María Luisa, incluyendo un sistema de riego exclusivo para él, así como una placa identificativa. Lamentablemente, tras fallar el sistema de riego y debido al clima sevillano, este ejemplar se perdió años después.
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